miércoles, 26 de diciembre de 2007

Caricia

Victima de su propio ser, procura mantener su vicio a cambio de novecientos pesos, que podrán fin a su pesadilla. Cree que la vida de una persona se cotiza por unos cuantos pesos, traicionado por su propia mentira padece de la tortura de los sin sueños.

Angustiado, púes su compañera no acepta su aberrante propuesta, quiere liberarse de su realidad. Casi acabado trata de salir a flote mediante el placer de la carne, encuentra en su satisfacción sexual el olvido del ser que crece en el vientre de esa mujer especial que supo entregarle su amor. Confundido por su propio engaño, vulnerable a todo, sigue matándose lentamente sin tener valor de terminar de una vez con su sufrimiento. Un hombre alienado, corrompido por el deseo, termina llorando en silencio la pérdida de sus valores. Viril frente a tantas mujeres que pasaron por su cama, no puede enfrentar lo que su suerte le presenta y se abandona al alcohol. Bebe pidiendo que cada trago que acerca a su boca lo libre de sus fracasos, cuanto más bebe mas lejos está de su deseo.
Entre las luces del bar que frecuenta sus ojos chispean y mueren, con balbuceos sin coordinación intenta llevarse a su casa alguna amante de turno. Nadie quiere ser participe de los lamentos de su almohada, hoy como tantas veces tendrá que lidiar solo con las paredes de su habitación. En su inconsciencia este hombre veía en un hijo la esperanza de no equivocarse más, en él se proyectaba el cambio, pero en cuestión de segundo todo se esfuma.
Mientras su cabeza no es hace mas que darle azotes, por momentos duda y se niega a pagar tal precio, pero tiene presente que no puede arrastrar a un niño a un futuro incierto. Como tampoco puede perder su juventud, es un hombre joven y no puede privarse de satisfacer sus necesidades. Sabe que nunca le dará a su futura familia la vida que merece. Mientras busca salir de si mismo su compañera tomó una decisión.
Entre un debate de moralidad y necesidad, discutió un bueno tiempo que dirección debía tomar su vida. Sabe que la herida que provoca este hombre en ella cada vez se hace más grande, pero aún con todo el dolor que sienta se resiste a la idea de aceptar lo que tiene enfrente. Se ha enamorado de un egoísta, quien no duda en poner su vida en riego con tal de no perder su libertad. Casi desilusionada, piensa en su amor propio y determina su decisión. Sabe que tiene que ser practica y comunicarle inmediatamente lo que después de tanto razonar, considera que es lo mejor. Va en busca de su salvador a comunicárselo. Durante el viaje a la casa de éste recuerda cada momento compartido y se convence de que lo esta por hacer es apenas una caricia a tantos arañazos de él.
Acostado en su cama oye el timbre, no quiere levantarse pero es tan insistente el llamado que debe hacerlo. Abre la puerta y se sorprende. Hace intentos por cerrarla pero su compañera le confirma que lo sugerido es la mejor solución. Sin palabras se dirige a su dormitorio a buscar el vil metal, que pondrá fin a todo este asunto. Cierra los ojos y pone en manos de su amada el dinero, ella lo recibe con lágrimas. Él vuelve a su vicio y se olvida que dentro de horas se terminará su mal.
Recibida la plata ella se marcha y mientras se seca las lágrimas, sonríe, piensa en que puede gastar el regalo, que un buen hombre le concedió. Se siente tranquila por no cargar con la pena de un aborto y se sorprende de sí misma, ha sido un gran aprendiz del arte de la mentira.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Belleza implícita





Su suerte fue nacer en Gónzalez Catán, ahí en el límite de la indigencia y la pobreza. Creció añorando lo que no tendrá, lo que no va a ser, pero igual sigue luchando por lo que puede conseguir. No tiene más educación que la pudieron darle la ignorancia de sus padres, la de las escuelas públicas a las que asistió, la de los cursos gratuitos que hizo, la que aprendió en cada trabajo a donde estuvo y la que la gente que conoce le brinda.
Ahora está en la sala de espera de aquella enorme oficina, aguardando saber si el puesto de trabajo será para ella. La cuestión está difícil, son dos las candidatas. Ambas tienen distintas capacidades, distintas realidades. Su currículum vitae esta completo, es altamente competitivo y tiene la gracia de querer progresar, por el otro lado solo tenemos el simple encanto de la belleza con sus beneficios. Así es, la otra postulante posee unos ojos verdes que enamoran, una piel de terciopelo blanco, un lacio cabello dorado, hasta tiene una apellido oriundo de alguna parte de Europa y goza de una hermosura, digna de ser publicada en cualquier comercial de tv. Mientras ella porta ojos marrones, que no hacen más que transmitir la oscuridad que otorga el cansancio, quienes son acompañados por su morena piel. Es hija de la cruza de una nativa del Norte argentino y de un mestizo de la Mesopotamia, de pelo negro, como todos al verla dicen tiene el alma. Su rostro es gran representante de sacrificio y lucha. Es la otra cara de la moneda, que tiene la pretensión de no caer más de faz al piso.
Llega el momento del gran anuncio, ya saben, el puesto no es para esta última. Sale del edificio, con su belleza implícita, y transita los caminos a la que la discriminación la lleva. Con la impotencia atravesada en la garganta y con el lagrimón en el punto de largada, se sienta en un cantero de la plaza por unos minutos. Intenta serenarse un poco, ya conoce como es esto, ya lo había sentido antes. Toma su carpeta se levanta y camina con la frente bien alta, tiene la esperanza y tal vez la seguridad de encontrarse con gente que no piense solo con los ojos.


viernes, 14 de diciembre de 2007

Cortitas y al Pie (Comensal)


Los cubiertos están preparados, las velas y los pétalos de rosas adornan el fino género que recubre la superficie acolchonada. Todo permanece en armonía, en pleno romanticismo. La pasividad del momento concluye, cuando mi incontrolable vozarrón aclama a gritos el menú. Con una servilleta como babero, ansío que llegue el primer plato, ése, el que se hace esperar…
Tomo una copa con vino e intento serenar a mi estómago hambriento, sin embargo apenas consigo engañarlo. Retiro la mirada del candelabro y a lo lejos lo veo…
Se encuentra envuelto en especias afrodisíacas, es ese aroma y esas texturas, las que logran empapar a mi boca de saliva. Deseosa de comerlo mis labios empiezan a frotarse entre sí, entonces cuando tengo el privilegio de probarlo, mi boca degusta lentamente cada trozo de su cuerpo, es un deleite, mi paladar se siente mimado. Terminado el banquete, tomo una copa y bebo su ser a sorbos cortos, intentando sosegar mi pasión.
Guardo reposo por un tiempo, luego vendrá el postre…

viernes, 7 de diciembre de 2007

Encuentro


Paula marcha temerosa, es la primera vez que viaja a Lanús. No conoce nada, lleva consigo las instrucciones de donde bajarse, que colectivo tomar y la dirección de destino. Tiene que encontrarse con su amigo, Víctor. Hace bastante tiempo que no se ven y hoy era la oportunidad.Pasea por las calles y nota que es la única transeúnte, la zona esta desierta, envuelta en un aire funesto. El canto de pájaros y el aroma a primavera la reavivan. Con vehemencia busca hallar la dirección dada, no quiere permanecer ni un segundo sola, pues siente observada. La piel se le eriza, allí no hay nadie. Divisa un hombre a lo lejos, la calma le vuelve, se acerca para preguntarle la ruta que debe tomar. Éste le sugiere que camine dos cuadras hacia adelante y en cuanto se tope con la rotonda, gire a su izquierda y camine unos pasos. Con serenidad hace caso. A metros de llegar se sorprende, la arquitectura de las casitas la desconcierta, son bloques de concreto uno casi pegado al otro. Carentes de gracia esos muros grises la deprimen, al igual que el abandono que algunas poseen. La señalización le confirma que tomó el camino correcto. Su amigo la esperaría en la puerta de su casa, pero no lo ve. Piensa que le está jugando una broma, que no quiere que lo encuentre, igual continúa buscando.Recorre los senderos de cemento y mira puerta por puerta la numeración, lo hace con cierta cautela lo inhóspito del lugar la intima. Los pensamientos la transportan al futuro, a un destino del que nadie escapa. Olvida sus ideas y vuelve a la búsqueda. Sube al primer piso del monobloc, la escalera culmina en dos corredores, deberá elegir entre uno de ellos. El menos iluminado la invita a recorrerlo y ella acepta, el eco de sus pasos le achican el alma, el aire que respira es raro, abrumada por tantas emociones que experimenta no se da cuenta que está frente a la morada de Víctor. Lo mira, suspira y comienza a hablarle, se disculpa por no haber venido antes, se lamenta, se reprocha. No paraba de hablarle, él dejaba que se desahogue, la oía. Luego de un tiempo Paula se queda sin palabras, concluyó su descarga, ya no hay nada que decir. Con lágrimas abandona a su amigo, pero antes de hacerlo acomoda de manera prolija las flores que adornan su nicho.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Alma


Entre sombras de pasado fatídico, entre migajas de alma con poca esperanzas, despertó.Ahí se lo ve, ensimismado en su trauma, arrepentido por sus metas de cosas inconclusas, ahogado en su pena.Se levanta de su cama, descalzo entre su vestidura blanca se refleja la luz de día soleado y decide salir del encierro, solo para observar. Sale al parque, se sienta en un banco y mientras enciende un cigarro piensa:-Me veo perdido en este túnel de angustia, es largo, confuso, sin alegría y en cada oportunidad que se me presenta intento abrir las puertas calma y me asombro al ver que de tantas oportunidades siempre fallo. Fallo hasta en mi inconciencia.Cuando logro terminar el camino del túnel, me hallo petrificado al ver tan imponente paisaje, entre tantas puertas que abrí halle la correcta, veo verde, armonía y todo lo que deseo. El cielo parece emotivo, arma junto con el sol la combinación perfecta y me atrapan, me invitan a pensar en palabras de aliento, frases de nueva era e intento de una vez por todas romper con este presagio de triste final. Es en vano todo , pues en cada recoveco de mi mente lo oscuro toma cada vez más vigor y ahí estoy de nuevo, nostálgico frente a rémoras del pasado, sintiéndome libre al recordar lo que ayer fui. Vienen a mi memoria las emociones que aprendí a sentir cuando supe conocer el amor, también pienso en la adrenalina de esa tarde cuando por poco pierdo mi vida. Y me pregunto tal vez, si acaso no la perdí? La respuesta es más cruda que la realidad, no vale la pena responder a lo que resulta evidente.Me acuerdo de algo particular, un sueño recurrente, quería nacer y el cuerpo de mi madre se negaba a dejarme conocer el mundo, desde lo más ínfimo de mi sueño ya estaba luchando por lo que quería , pero como siempre, condenado por las situaciones desistí de mi deseo y deje que otros eligieran por mí.Veo que el tiempo pasa a un ritmo vertiginoso, quiero alcanzarlo y no puedo, intento por todos los modos parar mi reloj y terminar lo inconcluso.Observo a las personas, ninguna parece feliz, reflejan vejez, noto como de a poco se van desintegrando sus facciones, caigo en el asombro al ver como la vida de otros yacen frente a mí. Respiro, hasta el aire parece mortuorio, las penas acechan como un gran depredador. Las lagrimas esperan con paciencia, saben que en minutos distorsionaran mi visión y recorrerán mis mejillas solo para demostrarme que en mí hay vida.Sigo pensando, ahora en mañana, a veces tengo miedo de no ser testigo de un nuevo día, quiero vivir, despertar y sentirme vivo con esto que soy. Nace la mentira, me engaño y para mañana prometo amarme, tener proyectos, salvarme de mi, encontrarte a vos y perderme en la felicidad. Decido no sumergirme mas en los ríos turbios de los que no logro salir-Cae la tarde, después de pensar en sus sueños de gloria vuelve a su habitación con resignación, el reloj marca la hora de descansar. Mañana tendrá otra oportunidad, solo si las drogas con las que se medica no le provocan letargo...

sábado, 24 de noviembre de 2007

Felicidad efímera

Las promesas de buen futuro lo trajeron a Buenos Aires. Ramón llegaba de Charata, Chaco. Sería recibido por la Terminal de Retiro con los brazos abiertos. Desde que bajó del ómnibus, sus dieciséis años se sintieron seducidos por la gran urbe.
Recién llegadito prepararía su bolso para mañana empezar a trabajar, ayudante de albañil sería su puesto. Y así trabajó: transpiró con cada pastón, insultó picando paredes, se cansó alcanzando ladrillos y renegó cargando arena. Este era todo el sacrificio que haría para cumplir su primer sueño. Entonces ahorró: se privó de comer, de divertirse, de dormir y hasta de vestirse para alcanzarlo.
Llegado el día de concretar su anhelo, con toda emoción fue hasta un comercio y eligió el celular que tanto quería. Lo tuvo en sus manos, lo miró, le sonrío, lo acarició, y lo imaginó en su bolsillo. Con la felicidad contenida en el aparato, prestaba atención a las recomendaciones del vendedor, quien le acercó el contrato. Frente a este papel se petrificó, se sonrojó y se puso nervioso. Salió del local molesto, decepcionado, con lágrimas de impotencia y lamentándose…Ramón, no sabia leer.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Idilio


La noche comenzaba a dar indicios de su presencia, en una habitación de frías paredes, dos hombres reposan en una cama. Sholem acariciaba la cabeza de Frank, quien dormitaba entre sus brazos. Las yemas de sus dedos exploraban cada centímetro de su cuero cabelludo, cuando terminaba de hacerlo sus caricias navegaban en la fisonomía de su rostro. La delicadeza de su piel lo cautivaba, al igual que la serenidad de su respiración. La brisa que se asomó por la ventana despertó a Frank, éste miraba con una sonrisa cómplice a quien veló por sus sueños. Se levantaba con movimientos lentos, tras desperezarse daba un cálido abrazo a su compañero. Ambos se miraron a los ojos y se perdieron en sus miradas, los roces de sus labios expresaban la plenitud que sentían, se amaban y abrazados permanecieron acostados.En tanto ellos se manifestaban su amor, oleadas de uniformados vinieron a apoderarse del destino de muchos. Como un huracán, el ejército alemán arraso con toda Varsovia. Los gritos desesperados de mujeres y niños que corrían en cualquier dirección, hacían la música de fondo de aquel cruento escenario. El resplandor de los proyectiles iluminaba la escena. Cientos de hogares fueron destruidos, a golpes y forcejeos, despojaban a familias enteras de éstos. Violencia, muertes, llantos y desesperanza teñían de rojas tintes el ambiente.Ambos hombres en el albergue vivían su propio idilio, de dulces melodías y de sabor a libertad. Sus ilusiones tenían alas, la felicidad estaba en sus manos. Detuvieron el tiempo para prolongar ese momento, armaron su propio mundo y querían permanecer allí toda una eternidad. Sin embargo, la realidad era totalmente distinta a la que habían inventado. Esa madrugada sabía que vendrían por ellos. Sentados al borde la cama aguardaban que violenten su puerta. Tenían el valor suficiente para desear morir juntos, pero en el instante menos pensado, el instinto de conservación los traiciona y en un acto desesperado trataron de huir por la ventana. En cuanto miraron al exterior, se dieron cuenta que sus movimientos estaban cercados por rostros asesinos.Una fuerte patada abría la puerta, tomados de los brazos fueron sacados semi desnudos, mientras ellos salían tres soldados iniciaban la requisa del cuarto. Cada hueco era inspeccionado, revuelto, saqueado. A punta de fusil fueron llevados, sus piernas temblaban. El miedo que recorría sus venas aceleraba sus corazones. A metros de llegar al barranco Frank cae abatido, su cuerpo se rebozaba en la tierra. Con la poca fuerza que le quedaba, levantó la cabeza y procuró mantener su mirada en Sholem, quien al ver su cara raída comenzó a llorar. Burlados por los centinelas padecían segundos dolorosos. Fueron los últimos dos estruendos que se oyeron, los que pusieron fin a la angustia, este amor había sido silenciado.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Visitante


Cruzaba la puerta con cierto vigor, cuando al traspasar el zaguán rostros felices la observaban, parecían esperar algo, al menos un cálido saludo. Entonces se sintió contagiada por el aire festivo, y enseguida su ser manifestó una amplia alegría. De inmediato salió a buscar un espejo o un simple cristal que refleje esa hermosa sonrisa que su boca dibujaba, pero su búsqueda se vio frustrada ya que se perdió dentro de la casa sin poder hallar verse. Confundida por desconocer el sitio, volvió de nuevo donde estaban esas personas, solo que ahora sus caras estaban tristes, demacradas. Pasmada al verlos fue sintiendo como su semblante también se caía hasta que se desvaneció por completo, salió de la casa llorando, tocándose un rostro que no poseía.Lejos del lugar y mas serena, recordaba a esas personas que tenían en si un cierto parecido, también recordó porque había ido hasta ese lugar. Sin darse cuenta descubrió, que ella en su propio hogar era solo una persona de paso…

viernes, 26 de octubre de 2007

El trío


Se sacaban los ojos, se escupían sus venenos sin lograr lastimarse aun. Estaba revolviendo todos los cajones, sacando su ropa. Se iba a marchar, se había cansado de vivir una historia de tres.
La mirada taciturna de su esposo, no la convencía. Él se acercó para abrazarla, pero era tanta la repugnancia que sentía que por el mismo, que de una cachetada lo ahuyentó. Caliente por el golpe, el hombre la tomó de los brazos y la sacudió con fuerza, para luego tirarla a la cama. Se lanzo sobre ella y comenzó a besarla, los besos calientes y las caricias sobre su sexo, lograron retenerla con audacia. Para luego terminar haciéndose el amor como animales.
Culminado el acto, la dama decide salir del reposo para comenzar a reprochar de nuevo, él intenta serenarla, y a cambio consigue que se ofusque más y comience a destrozar todo lo que en esa habitación había. Completamente enloquecida comenzó a arrojar los cajones contra las paredes, furiosa golpeaba y gritaba a su marido. Cuando el teléfono comenzó a sonar. Todo el cuarto se enmudeció, el silencio era acreedor de esos minutos. La dama temblando se acercaba lentamente hasta el aparato sonoro, tenía miedo, le dolía comprobar una vez más, que era insignificante en la vida de éste. Él miraba con resignación hacia el suelo, no podía detenerla, no tenía el valor.La mujer atiende el llamado con sollozos. Del otro lado del auricular se oía, una voz femenina, que decía de modo imperativo: -Hijo. ¿Ya dejaste a esa mujer?-

lunes, 15 de octubre de 2007

Olvido


Ahí estaba mirándome. Sentada en la vieja esquina de paredes musgosas, al pasar por su lado comienzo a percibir que me odia. El abandono había causado estragos sobre su físico, por ello tenía razones para detestarme. Sus pelos electrizados impregnados de humedad, encarecían aún más su rostro. Rostro de ojitos color cielo nublado, de boquita rosa, de harapos sucios, almita sin vida.
Buscaba mi compasión; necesitaba un abrazo, una palabra, y se encontró con mi apatía. El poder de su presencia o angustia me perturbaron tanto, no pudiendo seguir siéndole indiferente. La miré, mis lágrimas empezaron a estancarse, con miedo me acerqué a ella y la abracé, con todo el amor que alguna vez sentí. De alguna manera me había encontrado con lo que ayer fui, el paso del tiempo también me deterioró. Me había quitado más que a esta muñeca, entonces comprendí: los niños recuerdan, los adultos olvidan…
Pintura: Graciela Bello, Acrílico sobre tela. Visitala: http://www.gracielabello.com.ar

sábado, 6 de octubre de 2007

Cotitas y al pie (de alto voltaje)




El peso de tu cuerpo sobre el mío, expropia a mí ser de su razón. Mientras mi boca susurra palabras calientes a tu oído, que te excitan y vuelven más enérgicos tus movimientos. Elevo mi voz y te gusta, puedo sentirlo. Las yemas de tus dedos hacen presión sobre mi piel y la aprietan, entonces es hora de que tome el mando y que mi cadera sea protagonista, y que tus manos se adueñen de mi cintura, de mis senos…
Juego despacio, lento, para que mis paredes puedan sentir cada una de tus rugosidades. Hasta que ambos deseamos acelerar el ritmo, aumentamos la intensidad, y seguimos…
Mantenemos el compás de esta sinfonía amorosa hasta llegar a laxar el último suspiro.




Artista: Cristian Ruiz, Acrílico sobre tela

viernes, 28 de septiembre de 2007

Todo por mamá

Transcurría un nuevo miércoles, hace dos meses que María Paz y Facundo eran privados de sus salidas al cine. Enojados le reprochaban a su madre por esto y hacían responsable a su abuela del descuido que sufrían. Desde el momento que enfermó la nona, ella tuvo que hacerse cargo de llevarla al médico y cuidarla, hasta vino a vivir a la casa. Al ser una enferma cardíaca y debido a su reciente hemiplejía, tenía que depender del cuidado de otros. Esto implicó que el tiempo que les dedicaba a sus hijos se redujera, al punto de, no compartir más que las tareas escolares. Esta situación molestaba mucho a estos dos, acostumbrados a la dependencia materna. Pero, no sólo era eso, sino también se sumaban las diferencias que hacia la anciana con respecto a sus primos, Clarita y Manuel. Ellos eran los preferidos, al ser hijos de padres separados, siempre eran los pobrecitos, y por ello tenían grandes ventajas. Cuando sus nietos venían a visitarla, ella se olvidaba de su hemiplejía y los recibía con felicidad, felicidad que se encontraba apagada por su malhumor y que sus otros dos pares no conocían. Siempre los esperaba con alguna sorpresa, se desvivía por ellos al igual que por su hija Leonora.
María Paz y Facundo jugaban, mirando con odio a sus primos. Cuando alguno de estos dos se le acercaban, los hermanos con empujones y cargadas los echaban. Entonces lloriqueando iban a quejarse a la abuela. Quien tomaba su bastón y amenazaba con el mismo, todo terminaba con ellos castigados y como consecuencia, durmiendo la siesta. Una vez que la visita se marchaba, volvían al comedor para tomar la merienda. Momento en el cual la abuela comenzaba a dar órdenes desde su sillón y por su parte, su madre se las hacía cumplir.
Comenzaba un nuevo día y la intolerancia que sentían ante su antecesora, era tal que, de solo mirarla ya la aborrecían. Otra vez más sin salida, otras horas más que tenía que ceder a su mamá. Cuando estas dos mujeres salieron al médico, ambos niños, solos, comenzaron a fraguar un plan para recuperar a su madre. Cualquier cosa que se les ocurría era imposible de hacer, pero Paz, la mayor, dijo saber como se resolvería este problema.
Era la hora de la merienda dentro de unos minutos vendrían del médico y como de costumbre su madre llegaría, los saludaría con un beso, tomaría la bolsa y se iría a comprar para hacer la cena. En tanto la abuela se apropiaría del sillón y pediría tomar su té con leche. Los hermanos tenía todo preparado, cuando estas dos llegaron la mesa estaba servida. Chocolatada para ellos y té con leche para la nona. Sucedía lo previsto, la madre tomo la bolsa y se fue; en tanto la abuela tomaba la merienda con recelo, no le agradaba el gusto que tenía. En determinado momento elevó una queja, sentió un fuerte dolor en el tórax, luego comenzó a vomitar. Su cuerpo se retorcía y los quejidos que producía intimaron a Facundo, que al ver esto se puso a llorar. Paz se lo llevó al cuarto y rompió su alcancía, lo entretuvo haciéndole contar las monedas y billetes que tenía y le aseguró que iban a gastar el dinero juntos. Mientras ella tiraba el preservante para maderas, que su padre con insistencia le pidió no tocara, por el inodoro. En el comedor las exclamaciones de dolor traspasaban las paredes, pero éstos se hacían los desentendidos. Cuando llegó su madre pegó un grito que sacó a los niños del cuarto y fueron a su encuentro. La abuela estaba echada en el sillón con su boca llena de espuma, su hija le hablaba y no había respuesta, ya era tarde…
El llanto de esta mujer provocó que los jovencitos se aferren a ella con un abrazo, ambos lloraban, pero las voces de sus pensamientos al unísono decían: - Ahora sí mamá es nuestra…-

sábado, 15 de septiembre de 2007

Buscando sensaciones.

Una vez más están conteniendo sus voluntades, reprimiéndose las ganas de experimentar sensaciones. Hasta que llega el momento en que salen de lo cotidiano de sus personajes, para marcharse directo a su espacio, el albergue. Allí estallan sus emociones , se lamen los cuerpos, se friccionan las pieles, las voces se tornan sensuales. Son dos protagonistas irremplazables, dos extraños que se conocen sin saberlo.

Despacio comienzan a desnudar sus pensamientos, permitiendo que las caricias se adueñen de los minutos, hasta llegar al límite; donde los deseos deciden ejecutarse. Explotan en una cama, sienten, gozan, hasta que el acto culmina. Abstraídos, descansan un rato para luego seguir...

Pronto se acercará la despedida, realizaran el último intento para satisfacerse. Nuevamente el ambiente se vicia de pasiones, logran conectarse otra vez ...

Les llega el tiempo de eliminar las evidencias, y calzar sus trajes. El timbre les anuncia el final, es hora...

En este caso él volverá a su hogar, el juego del estanciero con su esposa e hijos lo esperan. Mientras, ella se irá a la casa de su novio, pero antes éste deberá despedir a su acompañante de turno.

miércoles, 22 de agosto de 2007

He vuelto...

Después de varios meses de no publicar me dirijo a este mi público, o sea, a usted mi mentor. Si usted, ese que hoy me permite mantenerme en vigencia ¿Recuerda? Sino fuese por usted yo no me hubiese actualizado, solo quiero compartirle mis humildes escrituras y le agradezco por estar siempre del otro lado. No espere mucho recién estamos arrancando, había sido que se me endureció la muñeca! Un fuerte abrazo!

Nota: esta página nace con la finalidad de poder hacerles llegar, a todo aquel que la visite, un poco de lo que hago. Se reciben todos los comentarios que consideren puedan ayudarme a mejorar. Saluda atte. Elipse Lectinia

Cortitas y al pie ( ideales para estos días de frío)

El miedo es vida, la adrenalina que desata mi locura es tan necesaria como existir. Usted es el autor, induciéndome a vivir al límite y yo gozo, me siento viva…

Pienso en su boca como entrada a un túnel oscuro y sin fin. Quiero meterme y perderme, pero cuando me animo a hacerlo temo que su boca se cierre como una trampa para osos y su dentadura me desgarre en trozos, doy un paso atrás y vuelvo a mirarlo. Ahora me animo, voy tranquila… en su boca no hay dientes…

Su voz como un inyectable recorrió mi torrente, podría jurar que sus palabras llegaron hasta mis huesos, casi sin comprender la fuerza que tienen sobre mí, me mantengo en pie, después de tan grata dosis…