lunes, 28 de enero de 2008

Calculadora


Me llamas calculadora y no entiendo el por qué. Aunque…pensándolo bien, establezco una relación.
¿Me llamas así, por qué resto tus defectos y sumo tus virtudes?
¿Me llamas así por qué multiplico mi tiempo y me divido en mil pedazos para complacerte?
¿Me llamas así, por qué siempre que me hablas de cosas importantes, me voy por la tangente, y como te enojas por ello te mando a la cosecante?
¿Me llamas así por qué siempre busco las raíces de todos los problemas y cuando las encuentro las potencio para reprochártelas?
¿Me llamas así por qué te diste cuenta que elevo mis gemidos a la n-ésima parte, para que creas que me das placer?
¡Es verdad! Tenés razón y lo entiendo. Lo asumo, y ya que somos sinceros, te voy a decir algo: - Con vos, los números me cerraban, pero ya no. Y es hora que sepas que, no sos ni una fracción del hombre que necesito-

lunes, 21 de enero de 2008

Solange

Una mujer de personalidad fuerte, soberbia, segura, autosuficiente y por si fuera poco bella. Una hembra, con todos sus ademanes de doncella dulce, digna madre para cualquier hijo, ella consigue una tregua entre frialdad y calidez. Una dama que todo lo reúne, su nombre es Solange.
Mis días comienzan a las cuatro de la mañana, me levanto desayuno y parto hacia mi trabajo. Tengo un puesto de diarios a dos cuadras de mi casa, llegó abro el puesto y comienzo a ordenar todo, dentro de unos minutos llegará el distribuidor y me abastecerá de los diarios del día, como de costumbre preparo el equipo de mate y me cebo uno tras otro hasta que empiecen a llegar los clientes.
El tiempo pasa, entre charlas con tacheros, gente del barrio, y entre mantener limpia la vereda, se hicieron las tres de la tarde. Mis ojos se iluminan, nacen en mí alegría y ansiedad. Dentro de unos minutos llegará a la esquina de Terrada y Morón Solange.
Ahí la veo, se aproxima con su caminar tan característico, que la distingue por sobre todas. Luce una falda corta, mostrando tan preciosas piernas, sus botas de plataforma negra no hacen más que estilizar su figura. Tiene puesto una musculosa ajustada, que marca intencionalmente el volumen de su busto, ni hablar del escote. Perfectamente maquillada, con un rojo desafiante tiene sus labios, su pelo largo y negro le dan el marco preciso a su tez blanca.
Se queda en su esquina, ella le ha dado vida a esas paredes viejas, como también me la ha dado a mí. Los autos se le acercan, se dirige a éstos y pone su precio. Si llega a un arreglo con el cliente se marchará, sino seguirá esperando. Pasan unos minutos y se va, tal vez al cabo de una hora regrese. Frente a estas circunstancias yo sufro, la quiero y me duele tener que compartirla con otros.
Entre las seis de la tarde preparo todo para cerrar el puesto, si tengo la suerte de verla antes de irme me iré con una sonrisa, sino volveré con su recuerdo a cuesta. Confieso que este amor nació cuando la vi por primera vez y creció cada vez más, cuando decidí solicitar sus servicios.
Mi rutina no cambia, solo se vuelve mejor si consigo, llevármela conmigo. Hoy la encontré, acepta mi propuesta y vamos camino a mi casa, mientras lo hacemos, vamos hablando. Llegamos. Me siento feliz hoy será mía. Una vez dentro de mi casa ella comienza a transformarse, sabe como enloquecerme y lo hace. Ya en la habitación convierte mi pasividad en ansías. Se quita la ropa despacio, es un placer observar ese cuerpo de perfectas proporciones. Se acerca me acaricia el pecho, sudo, estoy extasiado, hace de mí lo que quiere. Yo soy su esclavo, encantado de estar subordinado a tal vil ama. Me encanta...
El acto sexual es todo un evento, pues ella entiende la intensidad de mi amar. Cuando todo culmina, enciende un cigarro y fuma en silencio, mientras la acaricio, me mira con benevolencia, siento que no le agrada. Sabe que la quiero, me trata bien, pero por debajo de ese trato existe la indiferencia. Termina de fumar, se viste y me pide de un modo amable su dinero. Me saluda con un beso en la frente y se marcha. Mientras estoy en la cama, después de tan grata noche, pienso en ella y no comprendo el porqué de su actitud. Duermo pensando que mañana tendré un gran día.
Suena el despertador, esta vez no me cuesta levantarme, sin perder mas tiempo voy hacia mis deberes. Hoy la venta será un éxito, siempre que uno tiene buena predisposición todo sale bien y hoy tengo mucha. Se acerca al puesto un chico vendiendo flores, le compro un ramo y espero a que llegue la luz de la esquina. Miro el reloj, es tarde y me parece raro que todavía no aparezca, quiero entregarle las flores y ver la expresión de su rostro. Es la primera vez que me animo a darle un presente de este tipo.
Son las cinco de la tarde, veo que viene, me contengo las ganas de ir. Se acerca a la esquina, sabe que la observo y me mira con complicidad. La saludo y me responde con timidez. Cuando estoy a punto de salir a entregarle las flores, se acerca una abuela buscando una revista de tejido para su nieta. La ayudo en su búsqueda, pero nada de lo que le ofrezco la convence, después de tantas vueltas la encontramos, me paga y se marcha contenta. Mientras acomodo un poco el lío de revistas se acerca un joven con un montón de cupones que se los canjea por un almanaque. Tengo que contar los cupones, mirar si no están dañados y entregarle el calendario. Estoy fastidiado, no tengo paciencia y hago todo a las apuradas, solo deseo ir con ella. Una vez que el puesto vuelve a estar tranquilo, me cruzo enfrente y a unos pasos de alcanzarla, se le acerca un hombre. Le habla en un tono elevado, no permito que la trate así. Lo insulto y le pido que se vaya. Ella lo defiende y se marcha con él. Tengo bronca e impotencia frente a estas actitudes, sabe muy bien que la quiero, pero me ignora. Es una ingrata, que no valora mi amor.
Mis pronósticos de éxito erraron. Con el ánimo por el suelo, vuelvo al puesto. Cuanto más mal estoy, más gente se acerca. Todos saben de mi sufrimiento, pero no se animan a preguntar.
Pasan dos horas y no aparece, hace un buen rato debía haber cerrado, pero no puedo irme sin saber nada de ella. Después de cuarenta minutos más la veo venir, voy a hablarle y noto en su rostro una sonrisa esplendida, parece dibujada. La impresión que trasmite es la de una mujer enamorada, risueña, pensando quién sabe qué.
Me vuelvo, no tolero ver ese rostro tan expresivo de amor, termino de cerrar el puesto y me marcho. Tiro las flores.
Intento olvidarme de lo que pasó, pero la verdad es que me encuentro con una angustia terrible. Me duele que ella prefiera a otros antes que a mí. Yo le ofrecí en varias oportunidades que sea mi compañera, que dejara esa vida, conmigo nada le faltaría. Siempre me contestaba con una sonrisa y yo entendía que no podía ser. Trato dormir, pero es en vano.
Es la hora, tengo que cumplir con mi rutina y no tengo fuerzas. Lloro, lloro con el alma. Quiero derramar todas las lágrimas que alguna vez me guardé frente a tantos desaires de ella. Lavo mi cara y parto. Hoy decidí ignorarla, no quiero verla, tampoco quiero intercambiar palabras con nadie. Quiero aprender de mi silencio y que éste me ayude a razonar este amor.
Las horas pasaron casi sin darme cuenta, sé que pronto aparecerá. De espaldas al mostrador voy acomodando las revistas, hasta que escucho la voz de esta maldita que viene a saludarme, como burlándose de mi. Lo hace con su vocecita dulce, yo le respondo secamente y sin distraerme sigo ordenando. Me busca conversación, pero trato de no escucharla, me reclama que cuando hablo no la miro y cuando consigue que lo haga clava su mirada en la mía y yo me pierdo, caigo nuevamente a sus pies. Vino porque le encanta que la admiren, no le importo, solo le interesa alimentar su ego y lo consigue. Es duro aceptar que mi amor no será correspondido, entro en crisis de razón y sentimiento. Sufro.

Parte de médico del Dr. Alfredo Borowsky

El paciente Jorge Iván López, después de padecer una crisis de delirio, producto de su esquizofrenia, evoluciona bien frente a la medicación. Ha tenido grandes avances en las conexiones lógicas. Su catatonia disminuye. Su relación con los demás compañeros mejora, en especial con la enfermera Solange.





miércoles, 16 de enero de 2008

Mancha




La revancha la había llevado a conocer lo más sórdido de su persona, la traición. Mancha indeleble que le hacía recordar cuan corrompida estaba, cuanto podía llegar hacer si un ataque de ira la consumía como aquella vez. Sentimiento que le enluteció su esencia y que la obligo a cargar con la culpa, la soga que juega con sus presiones.
Cuando necesitó a ese otro, a quien le fue infiel, sintió la asfixia que le provocaban los ojos dictadores de sentencias. Casi al borde de morir, con la última reserva de oxígeno, alcanzó a razonar: no había traicionado a más nadie que a ella misma.

jueves, 10 de enero de 2008

Candombe

Que sus manos golpeen los tambores como caricias calientes sobre mi piel. Que suenen con fuerza, casi con la misma violencia que hará sonar su cuerpo contra el mío.
Al comenzar la Llamada, que su voz se posea de vientos del Río de La Plata y se haga oír como cada exclamación de goce. Seremos sudor, pasión y una mezcla de nostalgias de desarraigo. Y al oír los sonidos del Piano, Chico y Repique sean libres los espíritus de ancestros negros.
Contagiada por la alegría y el mirar sus movimientos, me provocaran bailar ardiente al son placer.

jueves, 3 de enero de 2008

Tecno-Hombre

“Solo algunos pueden ser dueños de su vida, todo aquel que tenga con que pagar el precio de la supervivencia permanecerá en el tiempo...”

Año 2135. En épocas de eugenesia, biotecnología y auge científico, existen algunas fábricas que todavía necesitan el trabajo de artesanos. Cuatro hombres después de trabajar durante veinte horas, apagan sus máquinas y caminan en dirección a la puerta de salida. Mientras comentan:
- Recuerdo cuando me contaban su nacimiento. Venía a hacernos la vida más fácil. Con sus promesas de nueva era, traía la cura a nuestras grandes enfermedades y cada uno de nosotros la recibía con gratitud.
Sus innovaciones surgían a un ritmo vertiginoso, ella no tenía en cuenta los límites geográficos, ni los sistemas políticos. Generosa, abría sus brazos a todo aquel que la incorporaba.- decía Ernesto.
- Ilusos, le permitimos que crezca. Despiadada transformaba culturas y provocaba consecuencias sociales inesperadas. Surgía de la mano del hombre, ahora toma su poder y se revela ante su creador. Revolucionaria, condujo a un nuevo sistema de división de trabajo, donde la mano de obra del hombre era sustituida por sistemas automatizados. También incorporo un sistema de remuneración salarial y con ello la amenaza del despido.
Había ganado confianza y se instaló en los países de grandes monopolios capitalistas. Allí comenzó su proceso de segregación, donde quedaron excluidos los del tercer mundo. Los ojos ambiciosos del hombre aceptaron sus reglas. Incontrolable causa estragos a quienes le dieron vida. Para ese entonces ya era tarde, la tecnología había tomado el mando.- comentaba Raúl.
- Pero eso no era todo, el consumo en grandes masas de sus productos marcó la tendencia. Solo accesibles a aquellos que no escatiman a la hora de tener en su vida evolución. Con su desarrollo desenfrenado, marcó fuertemente las diferencias sociales.
Su cara destructiva fue constante amenaza, bombas atómicas, guerras químicas y armamentos sofisticados fundaban el miedo. Atentó contra nuestra calidad de vida, libertad de elección e igualdad ante las oportunidades.
Una bestia colosal, que se adueño de nuestro futuro. Seducidos nos llenó de ambición y avaricia. Alimentada por nuestra sangre continua hasta hoy manteniendo su hegemonía- replica Guillermo a sus compañeros.
- La verdad de la aparición de ésta, fue para muchos el desarrollo del bien común, mi padre también me decía lo que les tocó padecer a mis antepasados. Los robots con su capacidad de realizar tareas repetitivas mucho más rápidas y más baratas que el hombre, provocaron el desempleo de millones de personas. Como consecuencia el hambre fue autor de múltiples muertes. Enfermedades, guerras civiles y un sin fin de contiendas por sobrevivir, llevaron a que solo resista el más fuerte. Esclavos, adictos a sus innovaciones, permitimos que nos domine -comentaba José con cierto dolor. Mientras observaba a sus tres compañeros cuando se abrían parte de la cabeza para cambiarse el microchip que tenían debajo de sus nucas.