viernes, 26 de octubre de 2007

El trío


Se sacaban los ojos, se escupían sus venenos sin lograr lastimarse aun. Estaba revolviendo todos los cajones, sacando su ropa. Se iba a marchar, se había cansado de vivir una historia de tres.
La mirada taciturna de su esposo, no la convencía. Él se acercó para abrazarla, pero era tanta la repugnancia que sentía que por el mismo, que de una cachetada lo ahuyentó. Caliente por el golpe, el hombre la tomó de los brazos y la sacudió con fuerza, para luego tirarla a la cama. Se lanzo sobre ella y comenzó a besarla, los besos calientes y las caricias sobre su sexo, lograron retenerla con audacia. Para luego terminar haciéndose el amor como animales.
Culminado el acto, la dama decide salir del reposo para comenzar a reprochar de nuevo, él intenta serenarla, y a cambio consigue que se ofusque más y comience a destrozar todo lo que en esa habitación había. Completamente enloquecida comenzó a arrojar los cajones contra las paredes, furiosa golpeaba y gritaba a su marido. Cuando el teléfono comenzó a sonar. Todo el cuarto se enmudeció, el silencio era acreedor de esos minutos. La dama temblando se acercaba lentamente hasta el aparato sonoro, tenía miedo, le dolía comprobar una vez más, que era insignificante en la vida de éste. Él miraba con resignación hacia el suelo, no podía detenerla, no tenía el valor.La mujer atiende el llamado con sollozos. Del otro lado del auricular se oía, una voz femenina, que decía de modo imperativo: -Hijo. ¿Ya dejaste a esa mujer?-

lunes, 15 de octubre de 2007

Olvido


Ahí estaba mirándome. Sentada en la vieja esquina de paredes musgosas, al pasar por su lado comienzo a percibir que me odia. El abandono había causado estragos sobre su físico, por ello tenía razones para detestarme. Sus pelos electrizados impregnados de humedad, encarecían aún más su rostro. Rostro de ojitos color cielo nublado, de boquita rosa, de harapos sucios, almita sin vida.
Buscaba mi compasión; necesitaba un abrazo, una palabra, y se encontró con mi apatía. El poder de su presencia o angustia me perturbaron tanto, no pudiendo seguir siéndole indiferente. La miré, mis lágrimas empezaron a estancarse, con miedo me acerqué a ella y la abracé, con todo el amor que alguna vez sentí. De alguna manera me había encontrado con lo que ayer fui, el paso del tiempo también me deterioró. Me había quitado más que a esta muñeca, entonces comprendí: los niños recuerdan, los adultos olvidan…
Pintura: Graciela Bello, Acrílico sobre tela. Visitala: http://www.gracielabello.com.ar

sábado, 6 de octubre de 2007

Cotitas y al pie (de alto voltaje)




El peso de tu cuerpo sobre el mío, expropia a mí ser de su razón. Mientras mi boca susurra palabras calientes a tu oído, que te excitan y vuelven más enérgicos tus movimientos. Elevo mi voz y te gusta, puedo sentirlo. Las yemas de tus dedos hacen presión sobre mi piel y la aprietan, entonces es hora de que tome el mando y que mi cadera sea protagonista, y que tus manos se adueñen de mi cintura, de mis senos…
Juego despacio, lento, para que mis paredes puedan sentir cada una de tus rugosidades. Hasta que ambos deseamos acelerar el ritmo, aumentamos la intensidad, y seguimos…
Mantenemos el compás de esta sinfonía amorosa hasta llegar a laxar el último suspiro.




Artista: Cristian Ruiz, Acrílico sobre tela