viernes, 30 de noviembre de 2007

Alma


Entre sombras de pasado fatídico, entre migajas de alma con poca esperanzas, despertó.Ahí se lo ve, ensimismado en su trauma, arrepentido por sus metas de cosas inconclusas, ahogado en su pena.Se levanta de su cama, descalzo entre su vestidura blanca se refleja la luz de día soleado y decide salir del encierro, solo para observar. Sale al parque, se sienta en un banco y mientras enciende un cigarro piensa:-Me veo perdido en este túnel de angustia, es largo, confuso, sin alegría y en cada oportunidad que se me presenta intento abrir las puertas calma y me asombro al ver que de tantas oportunidades siempre fallo. Fallo hasta en mi inconciencia.Cuando logro terminar el camino del túnel, me hallo petrificado al ver tan imponente paisaje, entre tantas puertas que abrí halle la correcta, veo verde, armonía y todo lo que deseo. El cielo parece emotivo, arma junto con el sol la combinación perfecta y me atrapan, me invitan a pensar en palabras de aliento, frases de nueva era e intento de una vez por todas romper con este presagio de triste final. Es en vano todo , pues en cada recoveco de mi mente lo oscuro toma cada vez más vigor y ahí estoy de nuevo, nostálgico frente a rémoras del pasado, sintiéndome libre al recordar lo que ayer fui. Vienen a mi memoria las emociones que aprendí a sentir cuando supe conocer el amor, también pienso en la adrenalina de esa tarde cuando por poco pierdo mi vida. Y me pregunto tal vez, si acaso no la perdí? La respuesta es más cruda que la realidad, no vale la pena responder a lo que resulta evidente.Me acuerdo de algo particular, un sueño recurrente, quería nacer y el cuerpo de mi madre se negaba a dejarme conocer el mundo, desde lo más ínfimo de mi sueño ya estaba luchando por lo que quería , pero como siempre, condenado por las situaciones desistí de mi deseo y deje que otros eligieran por mí.Veo que el tiempo pasa a un ritmo vertiginoso, quiero alcanzarlo y no puedo, intento por todos los modos parar mi reloj y terminar lo inconcluso.Observo a las personas, ninguna parece feliz, reflejan vejez, noto como de a poco se van desintegrando sus facciones, caigo en el asombro al ver como la vida de otros yacen frente a mí. Respiro, hasta el aire parece mortuorio, las penas acechan como un gran depredador. Las lagrimas esperan con paciencia, saben que en minutos distorsionaran mi visión y recorrerán mis mejillas solo para demostrarme que en mí hay vida.Sigo pensando, ahora en mañana, a veces tengo miedo de no ser testigo de un nuevo día, quiero vivir, despertar y sentirme vivo con esto que soy. Nace la mentira, me engaño y para mañana prometo amarme, tener proyectos, salvarme de mi, encontrarte a vos y perderme en la felicidad. Decido no sumergirme mas en los ríos turbios de los que no logro salir-Cae la tarde, después de pensar en sus sueños de gloria vuelve a su habitación con resignación, el reloj marca la hora de descansar. Mañana tendrá otra oportunidad, solo si las drogas con las que se medica no le provocan letargo...

sábado, 24 de noviembre de 2007

Felicidad efímera

Las promesas de buen futuro lo trajeron a Buenos Aires. Ramón llegaba de Charata, Chaco. Sería recibido por la Terminal de Retiro con los brazos abiertos. Desde que bajó del ómnibus, sus dieciséis años se sintieron seducidos por la gran urbe.
Recién llegadito prepararía su bolso para mañana empezar a trabajar, ayudante de albañil sería su puesto. Y así trabajó: transpiró con cada pastón, insultó picando paredes, se cansó alcanzando ladrillos y renegó cargando arena. Este era todo el sacrificio que haría para cumplir su primer sueño. Entonces ahorró: se privó de comer, de divertirse, de dormir y hasta de vestirse para alcanzarlo.
Llegado el día de concretar su anhelo, con toda emoción fue hasta un comercio y eligió el celular que tanto quería. Lo tuvo en sus manos, lo miró, le sonrío, lo acarició, y lo imaginó en su bolsillo. Con la felicidad contenida en el aparato, prestaba atención a las recomendaciones del vendedor, quien le acercó el contrato. Frente a este papel se petrificó, se sonrojó y se puso nervioso. Salió del local molesto, decepcionado, con lágrimas de impotencia y lamentándose…Ramón, no sabia leer.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Idilio


La noche comenzaba a dar indicios de su presencia, en una habitación de frías paredes, dos hombres reposan en una cama. Sholem acariciaba la cabeza de Frank, quien dormitaba entre sus brazos. Las yemas de sus dedos exploraban cada centímetro de su cuero cabelludo, cuando terminaba de hacerlo sus caricias navegaban en la fisonomía de su rostro. La delicadeza de su piel lo cautivaba, al igual que la serenidad de su respiración. La brisa que se asomó por la ventana despertó a Frank, éste miraba con una sonrisa cómplice a quien veló por sus sueños. Se levantaba con movimientos lentos, tras desperezarse daba un cálido abrazo a su compañero. Ambos se miraron a los ojos y se perdieron en sus miradas, los roces de sus labios expresaban la plenitud que sentían, se amaban y abrazados permanecieron acostados.En tanto ellos se manifestaban su amor, oleadas de uniformados vinieron a apoderarse del destino de muchos. Como un huracán, el ejército alemán arraso con toda Varsovia. Los gritos desesperados de mujeres y niños que corrían en cualquier dirección, hacían la música de fondo de aquel cruento escenario. El resplandor de los proyectiles iluminaba la escena. Cientos de hogares fueron destruidos, a golpes y forcejeos, despojaban a familias enteras de éstos. Violencia, muertes, llantos y desesperanza teñían de rojas tintes el ambiente.Ambos hombres en el albergue vivían su propio idilio, de dulces melodías y de sabor a libertad. Sus ilusiones tenían alas, la felicidad estaba en sus manos. Detuvieron el tiempo para prolongar ese momento, armaron su propio mundo y querían permanecer allí toda una eternidad. Sin embargo, la realidad era totalmente distinta a la que habían inventado. Esa madrugada sabía que vendrían por ellos. Sentados al borde la cama aguardaban que violenten su puerta. Tenían el valor suficiente para desear morir juntos, pero en el instante menos pensado, el instinto de conservación los traiciona y en un acto desesperado trataron de huir por la ventana. En cuanto miraron al exterior, se dieron cuenta que sus movimientos estaban cercados por rostros asesinos.Una fuerte patada abría la puerta, tomados de los brazos fueron sacados semi desnudos, mientras ellos salían tres soldados iniciaban la requisa del cuarto. Cada hueco era inspeccionado, revuelto, saqueado. A punta de fusil fueron llevados, sus piernas temblaban. El miedo que recorría sus venas aceleraba sus corazones. A metros de llegar al barranco Frank cae abatido, su cuerpo se rebozaba en la tierra. Con la poca fuerza que le quedaba, levantó la cabeza y procuró mantener su mirada en Sholem, quien al ver su cara raída comenzó a llorar. Burlados por los centinelas padecían segundos dolorosos. Fueron los últimos dos estruendos que se oyeron, los que pusieron fin a la angustia, este amor había sido silenciado.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Visitante


Cruzaba la puerta con cierto vigor, cuando al traspasar el zaguán rostros felices la observaban, parecían esperar algo, al menos un cálido saludo. Entonces se sintió contagiada por el aire festivo, y enseguida su ser manifestó una amplia alegría. De inmediato salió a buscar un espejo o un simple cristal que refleje esa hermosa sonrisa que su boca dibujaba, pero su búsqueda se vio frustrada ya que se perdió dentro de la casa sin poder hallar verse. Confundida por desconocer el sitio, volvió de nuevo donde estaban esas personas, solo que ahora sus caras estaban tristes, demacradas. Pasmada al verlos fue sintiendo como su semblante también se caía hasta que se desvaneció por completo, salió de la casa llorando, tocándose un rostro que no poseía.Lejos del lugar y mas serena, recordaba a esas personas que tenían en si un cierto parecido, también recordó porque había ido hasta ese lugar. Sin darse cuenta descubrió, que ella en su propio hogar era solo una persona de paso…