sábado, 24 de noviembre de 2007

Felicidad efímera

Las promesas de buen futuro lo trajeron a Buenos Aires. Ramón llegaba de Charata, Chaco. Sería recibido por la Terminal de Retiro con los brazos abiertos. Desde que bajó del ómnibus, sus dieciséis años se sintieron seducidos por la gran urbe.
Recién llegadito prepararía su bolso para mañana empezar a trabajar, ayudante de albañil sería su puesto. Y así trabajó: transpiró con cada pastón, insultó picando paredes, se cansó alcanzando ladrillos y renegó cargando arena. Este era todo el sacrificio que haría para cumplir su primer sueño. Entonces ahorró: se privó de comer, de divertirse, de dormir y hasta de vestirse para alcanzarlo.
Llegado el día de concretar su anhelo, con toda emoción fue hasta un comercio y eligió el celular que tanto quería. Lo tuvo en sus manos, lo miró, le sonrío, lo acarició, y lo imaginó en su bolsillo. Con la felicidad contenida en el aparato, prestaba atención a las recomendaciones del vendedor, quien le acercó el contrato. Frente a este papel se petrificó, se sonrojó y se puso nervioso. Salió del local molesto, decepcionado, con lágrimas de impotencia y lamentándose…Ramón, no sabia leer.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La misma impotencia que siento yo en estos momentos; Pero hay culpables de la ignorancia de Ramón, y es el corrupto gobierno del Chaco; A pesar de las denuncias por todos los medios conocidos, en esa provincia no hay educación ni sanidad, mueren niños y adultos de desnutrición y los políticos siguen privando de la libertad y reteniendo sus documentos a los ciudadanos a la hora de votar. ¿A quien favorece la ignorancia de los pueblos? Pues a esta manga de lacras que tenemos como gobernantes. ¿Hasta cuando seguirá la impunidad?
Un fuerte abrazo preciosa.

Anónimo dijo...

Bueno la verdad puedo decir que tu escrito como siempre muy bueno.

Se me hacia un poco difícil opinar mas allá de lo bueno del escrito por no conocer nada del Chaco y menos de su situación, pero bueno el comentario de Kukilin me orienta acerca de lo que sucede en ese lugar y la verdad es una situación lamentable, ojalá todo eso mejore.

Besos y buen fin de semana.

Juanjo dijo...

Impresionante. Uno casi se avergüenza de saber leer. Un beso.

இலை Bohemia இலை dijo...

lástima que siempre exista algo que enturbie nuestros anhelos...

Me encantó tu historia...

Un abrazo grande!

Carlota dijo...

Es una pena que a estas alturas del siglo xxi, todavía haya analfabetismo. Muy bonita reflexión, tanto luchar a menudo por un sueño, y dicho sueño se viene abajo de repente. Besos.