Se sacaban los ojos, se escupían sus venenos sin lograr lastimarse aun. Estaba revolviendo todos los cajones, sacando su ropa. Se iba a marchar, se había cansado de vivir una historia de tres.
La mirada taciturna de su esposo, no la convencía. Él se acercó para abrazarla, pero era tanta la repugnancia que sentía que por el mismo, que de una cachetada lo ahuyentó. Caliente por el golpe, el hombre la tomó de los brazos y la sacudió con fuerza, para luego tirarla a la cama. Se lanzo sobre ella y comenzó a besarla, los besos calientes y las caricias sobre su sexo, lograron retenerla con audacia. Para luego terminar haciéndose el amor como animales.
Culminado el acto, la dama decide salir del reposo para comenzar a reprochar de nuevo, él intenta serenarla, y a cambio consigue que se ofusque más y comience a destrozar todo lo que en esa habitación había. Completamente enloquecida comenzó a arrojar los cajones contra las paredes, furiosa golpeaba y gritaba a su marido. Cuando el teléfono comenzó a sonar. Todo el cuarto se enmudeció, el silencio era acreedor de esos minutos. La dama temblando se acercaba lentamente hasta el aparato sonoro, tenía miedo, le dolía comprobar una vez más, que era insignificante en la vida de éste. Él miraba con resignación hacia el suelo, no podía detenerla, no tenía el valor.La mujer atiende el llamado con sollozos. Del otro lado del auricular se oía, una voz femenina, que decía de modo imperativo: -Hijo. ¿Ya dejaste a esa mujer?-
La mirada taciturna de su esposo, no la convencía. Él se acercó para abrazarla, pero era tanta la repugnancia que sentía que por el mismo, que de una cachetada lo ahuyentó. Caliente por el golpe, el hombre la tomó de los brazos y la sacudió con fuerza, para luego tirarla a la cama. Se lanzo sobre ella y comenzó a besarla, los besos calientes y las caricias sobre su sexo, lograron retenerla con audacia. Para luego terminar haciéndose el amor como animales.
Culminado el acto, la dama decide salir del reposo para comenzar a reprochar de nuevo, él intenta serenarla, y a cambio consigue que se ofusque más y comience a destrozar todo lo que en esa habitación había. Completamente enloquecida comenzó a arrojar los cajones contra las paredes, furiosa golpeaba y gritaba a su marido. Cuando el teléfono comenzó a sonar. Todo el cuarto se enmudeció, el silencio era acreedor de esos minutos. La dama temblando se acercaba lentamente hasta el aparato sonoro, tenía miedo, le dolía comprobar una vez más, que era insignificante en la vida de éste. Él miraba con resignación hacia el suelo, no podía detenerla, no tenía el valor.La mujer atiende el llamado con sollozos. Del otro lado del auricular se oía, una voz femenina, que decía de modo imperativo: -Hijo. ¿Ya dejaste a esa mujer?-
4 comentarios:
Me encantan los relatos de cada uno de tus post, todos excelentes historias cortas. Serian interesantes para realizarlos en cortometrajes.
Besos y buen fin de semana
FA-BU-LO- SO; Me encantó. ¡Muy buen relato! Como dice Javier, como para un cortometraje...
¡Precioso!
vamos por el cortometraje consiguete quien lo financia y yo lo dirijo jejee
besitos hermosaaaa
sorprendente final...buenísimo cuento...
abrazos
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