Había un solo culpable. Todos los dedos señalaban a Violeta, a quien se le acreditaba la muerte de Camilo, el gato mimado de la familia.
Sus hermanos más chicos sospechaban de ella porque siempre se quejaba de los pelos que dejaba el finado esparcido, del olor de las piedras y por sobre todo que el minito siempre quería dormir en su cama. En fin, todo el tiempo rechazando al animal, hasta se negaba a acercarse al negocio de la esquina y comprarle el balanceado.
El día anterior al asesinato, Violeta, había amenazado con matarlo. Éste se había metido a su habitación y dormitaba en su cama, hasta que ella entró y a los gritos intentó sacarlo, el gato asustado saltó hasta la mesa de luz y tiró el portarretratos que tanto mezquinaba, haciendo estallar en pedazos el vidrio y la porcelana. Enfurecida lo tomó del pescuezo, lo sacó al patio y prohibió a sus hermanos que lo dejaran entrar.
Era ya de noche cuando la niña sacó al gato por última vez de la casa, demoró en regresar y después se encerró en el baño, apenas podían oírse los sollozos. Salió del mismo, volvió nuevamente, se puso el pijama y se fue a dormir. Joaquín, su hermano de cinco años, observaba con atención desde la cocina lo que su hermana hacía.
Por la mañana el niño, junto con su otro hermano Francisco, de 8 años, salieron al patio y se encontraron con Camilo destripado. Joaquín asustado, comentó a su hermano lo que anoche había visto. Juntos fueron a contarle a su mamá. La mujer asombrada por lo que sus hijos decían, se dirigió hasta la habitación de la niña y preguntó que había pasado. Violeta dormida, sin entender nada, negó la responsabilidad del hecho, hasta que Joaquín dijo:-¡Fuiste vos! ¡Anoche te vi cuando volvías del patio y tenías la ropa manchada con sangre!-.
La madre sorprendida por tal confesión, volvió a preguntar. Violeta, nerviosa y avergonzada, comenzó a llorar. Entre llanto negó haber sido culpable y declaró que su ropa estaba manchada porque se había hecho señorita. La mujer al oír esto, le dio un abrazo a su hija y también empezó a llorar. Mientras, los niños se miraban sin entender el por qué de tanta emoción, la madre se acercó hacía ellos y les dijo:- Al culpable, ya lo vamos a encontrar...-
Sus hermanos más chicos sospechaban de ella porque siempre se quejaba de los pelos que dejaba el finado esparcido, del olor de las piedras y por sobre todo que el minito siempre quería dormir en su cama. En fin, todo el tiempo rechazando al animal, hasta se negaba a acercarse al negocio de la esquina y comprarle el balanceado.
El día anterior al asesinato, Violeta, había amenazado con matarlo. Éste se había metido a su habitación y dormitaba en su cama, hasta que ella entró y a los gritos intentó sacarlo, el gato asustado saltó hasta la mesa de luz y tiró el portarretratos que tanto mezquinaba, haciendo estallar en pedazos el vidrio y la porcelana. Enfurecida lo tomó del pescuezo, lo sacó al patio y prohibió a sus hermanos que lo dejaran entrar.
Era ya de noche cuando la niña sacó al gato por última vez de la casa, demoró en regresar y después se encerró en el baño, apenas podían oírse los sollozos. Salió del mismo, volvió nuevamente, se puso el pijama y se fue a dormir. Joaquín, su hermano de cinco años, observaba con atención desde la cocina lo que su hermana hacía.
Por la mañana el niño, junto con su otro hermano Francisco, de 8 años, salieron al patio y se encontraron con Camilo destripado. Joaquín asustado, comentó a su hermano lo que anoche había visto. Juntos fueron a contarle a su mamá. La mujer asombrada por lo que sus hijos decían, se dirigió hasta la habitación de la niña y preguntó que había pasado. Violeta dormida, sin entender nada, negó la responsabilidad del hecho, hasta que Joaquín dijo:-¡Fuiste vos! ¡Anoche te vi cuando volvías del patio y tenías la ropa manchada con sangre!-.
La madre sorprendida por tal confesión, volvió a preguntar. Violeta, nerviosa y avergonzada, comenzó a llorar. Entre llanto negó haber sido culpable y declaró que su ropa estaba manchada porque se había hecho señorita. La mujer al oír esto, le dio un abrazo a su hija y también empezó a llorar. Mientras, los niños se miraban sin entender el por qué de tanta emoción, la madre se acercó hacía ellos y les dijo:- Al culpable, ya lo vamos a encontrar...-
19 comentarios:
mmm... y entonces? quien destripó al pobre gato? jaja... causalidades, querida, yo resuelto y tú sin resolver ;). Un beso!
discriminar en mi blog? x?
beso
hola elipse!!!!!! me gusto me gusto!!! besosososo
La gran incógnita...
Si la niña no lo hizo... Entonces. ¿Quien? ;(
♥♥¡Yo también te quiero un montón!♥♥
Me has dejado intrigada con el gaticidio.
Hola preciosa, muy bueno este escrito, si que sabes con tus historias dejar la intriga acerca de lo que ha sucedido.
Me imagino este post tendrá una segunda parte.
Besos
¿y ahora que?... espero.
No te puedo decir que estoy de vuelta, si nunca me he ido; es tan sólo un no sé qué que no me encuentro.
Respecto al relato... no tengo mucho que decir, no sé si abrá sido ella. Quien sabe, ya era mujer.
Qué bonito relato, Eli, realmente conmovedor... ya vieron como si las apareiencias engañan...
Gracias por tu presencia amiga, siempre es un placer
Abrazo fuerte
Aquí vine a verla señora la leo y me marcho con mucho...pero nada de inercia...
Un abrazo!
Jojojo pobechita! estaba con la ruler y la acusan de asesina dios el trauma q debe ser eso ... imagínate ser nena y zas q te pongas a sangrar, lo q es yo me ataco!
Quedan flotando algunas suposiciones, es lo que fortalece este relato.
Abrazos, niña linda.
Pobre gatito, habra sufrid la histeria pre mestrual de la niña?
Me ha gustado e intrigado mucho este relato.
Joooo, pobre gato y al final quien es que lo mató??..
Besotes preciosa
hello, como va? se encontro al culpable?? jjajajaj
cosas que los hombres tal vez nunca entenderemos x no pasar x esas vivencias no?
beso
usted dijo "joda" en algun blog??? jaja
ha estado bien
hacia tiempo que no pasaba por aqui pero ya se acabo ese triempo
¡Oia!
Yo habìa dejado un comment en acà y se me desapareciò... ¿?
¡¡¡ FUCKING BLOGGER !!!
BESOTÒN :(
El mundo fraternal es maravilloso!! Y un gran caudal de historias y de malosentendidos.
Si la historia se situara en unos siglos atrás, yo diría que Violeta (qué bien puesto tiene el nombre en esta historia) es, efectivamente, la culpable, que mató al gato pero por el miedo de hacerse señorita y no por el retrato roto.
Muy interesante historia, yo mantendría más ambigúedad sobre el final, vos decidís!
Un abrazo
Publicar un comentario